Como tantos jóvenes de la época, ante la carencia de software para sus equipos informáticos dedicó tiempo a crear sus propios programas y juegos. Pero eso no le resultó suficiente. Su tesis se tituló Linux: un Sistema Operativo Portable, un proyecto en el que trabajó desde 1991 a 1994 en un ordenador con procesador 386. Y antes de que Internet se popularizara, él ya circulaba por ella. Fue allí donde lanzó un mensaje a los grupos de debate buscando voluntarios para llevar a cabo su idea.
Linus escribió personalmente una buena parte del código del kernel o núcleo de Linux, la base fundamental del sistema operativo, a donde se añadieron también las contribuciones de otros colaboradores. Fue para él algo así como diseñar y fabricar el potente motor del coche al que otros voluntarios colocarían las ruedas, los cristales y pintarían en diversos acabados.
En 1992 ya habían terminado el núcleo, pero necesitaban todavía un compilador, librerías y diversas utilidades para que funcionara. Entonces surgió la idea de crear la combinación perfecta: juntar el núcleo de Linux con el software del Proyecto GNU (que giraba en base a un planteamiento similar, pero al que le faltaba ese núcleo o “motor”). Linus publicó esa versión llamada 0.99 bajo la licencia GPL de GNU haciendo que todo ese software pudiera ser utilizado como software libre. A partir de ese momento, su popularidad creció a pasos agigantados, hasta llegar a nuestros días.
En 1996 Torvalds abandonó Finlandia para irse a vivir a California con su mujer. Había recibido una interesante oferta de Transmeta, una nueva empresa de la que poco se sabía, excepto que se dedicaba al diseño de microprocesadores. Se entendió que tal vez el trabajo de Torvalds estaría relacionado con optimizar Linux para funcionar sobre los procesadores de Transmeta, y que su potencia combinada podría ser un revulsivo capaz de enfrentarse a Windows o Mac OS, los sistema dominantes hasta ese momento.
También surgieron un sinfín de teorías conspirativas al respecto, y hubo cierto revuelo en la comunidad Linux que había ayudado al desarrollo del sistema operativo. Sin embargo, Torvalds pudo compaginar su trabajo en Transmeta con el mantenimiento del núcleo de Linux, aunque años después, en 2003, abandonaría la compañía para dedicarse por completo al proyecto que le llevó a la fama. Transmeta batalló legalmente y ganó a Intel en unas cuestiones relacionadas con patentes, pero no superó la crisis a pesar de ser adquirida por otra compañía, cerrando definitivamente en 2009.
En la actualidad Linus Torvalds es uno de los fellows o colaboradores de la Linux Foundation. Con el tiempo y con el crecimiento del núcleo de Linux el código original que escribió se ha ido desvaneciendo: una vez calcularon que tan solo el dos por ciento del núcleo actual es aportación personal de Torvalds, aunque debido a que hay miles de voluntarios participando ese dos por ciento sigue siendo una aportación significativa. Como dice el resumen que hay en la web acerca de su papel en la Fundación, “Torvalds sigue siendo, en persona, la máxima autoridad en lo que respecta al nuevo código que se incorpora al estándar del proyecto Linux.” Su papel es, como se suele decir en el mundillo, el del “dictador benévolo”, una figura reconocida y premiada, amable y que piensa en positivo, a veces incluso venerada, en ocasiones algo controvertida, pero cuyo papel se sigue considerando altamente relevante en el proyecto.
En 2008 Torvalds recibió el Fellow Award del Computer History Museum «por la creación del kernel de Linux y la gestión del desarrollo en código abierto del popular sistema operativo Linux», siendo probablemente el más joven en recibir tal honor en los últimos años. Ese es un premio que han recibido en la última década los inventores de la Web, de las redes Ethernet, los pioneros del software y otros innovadores del mundo de la tecnología.
Mientras tanto, en su su blog medio personal, medio familiar cuenta historias cotidianas, algunas sobre tecnologías, otras sobre sus sandalias favoritas. Como reconoció hace tiempo, su trabajo ya no consiste en “escribir código” sino en supervisar los parches y el nuevo código que los voluntarios de todo el mundo envían para que Linux siga evolucionando.
Es probablemente lo más adecuado para sus 40 años de madurez, aunque ocasionalmente confiese que se ha entretenido unos días “tirando código”, como se suele decir en el argot, para cubrir alguna necesidad técnica concreta… o para matar el gusanillo, quien sabe.
Fuente: http://noticias.lainformacion.com
- Visto: 985
