Es decir, usamos Linux, cada cual por un motivo o varios, y entre ellos uno más o menos relevante debería ser el software libre, ¿no? Pero ¿hasta qué punto se anteponen las ideas al pragmatismo? ¿A qué se le da más importancia, a la ‘practicidad’ o a la libertad? Lo cierto es que expuesto así no tiene misterio, basta con ver cuáles son las distribuciones más populares. Pero, ¿y rebajando la escala? Una vez asegurados los pilares básicos -que, de nuevo, cada cual tendrá los suyos-, léase que funcione todo el hardware correctamente y que se pueda ejercer con normalidad las labores frente al ordenador, ¿hacemos concesiones? Por ejemplo, si mañana Microsoft anunciase Office para Linux gratis, o Adobe hiciese lo propio con Photoshop, ¿nos olvidaríamos de LibreOffice o GIMP?
Personalmente -me mojo, sí- pongo el límite en que mi flujo de trabajo no se vea lastrado, y por fortuna las herramientas libres a mi disposición me son de lo más útiles. Nunca cambiaría GIMP por Photoshop o Microsoft Word por LibreOffice Writer porque no lo necesito, aunque admito que haya quien sostenga lo contrario. Por lo tanto, no me importaría que esas aplicaciones estuviesen disponibles para Linux, aunque no las utilizara. Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Hasta qué punto pesa el software libre en vuestra configuración de software? ¿Manda la calidad o hacéis concesiones?
Fuente: http://www.muylinux.com/2015/06/16/libertad-pragmatismo
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