En las comunidades Linux es algo muy común que lleva mucho tiempo haciéndose. Sobre si son idóneos o no hay un debate abierto; en lo que usuarios y desarrolladores parecen estar de acuerdo es que los forks, fundamentalmente, favorecen la fragmentación de un sistema operativo. Sin embargo, no es en este tono en el que queremos centrar este artículo que estás leyendo. Para debates filosóficos ya hay otras publicaciones. El término no es exclusivo de GNU/Linux. Sin ir más lejos, Google tiene un fork de toda la web. Por otra parte, si bien es cierto que los forks nunca han dejado de estar presentes en los sistemas GNU/Linux de escritorio, donde últimamente parece que han cobrado más fuerza es en los dispositivos móviles. El único sistema móvil que permite, a día de hoy, que existan forks legales que se puedan instalar en cualquier terminal no es otro que Android; de esas bifurcaciones del sistema operativo del robot verde queremos hablar aquí.
¿Qué es un fork de Android?
Piensa por un momento en Android como en un montón de código juntado en un bloque. Todas las partes que lo componen se pueden dividir en dos grupos: partes de código abierto (lo que se conoce como Android Open Source Project o AOSP) y partes propietarias que Google se queda para sí (las conocidas como Google Apps o GAPPS).
Si alguien quiere hacer cambios a ese código, lo descarga y lo utiliza como base para crear un proyecto nuevo, al que va introduciendo sus propias modificaciones. Eso es un fork de Android, en esencia. Y la inmensa mayoría de nosotros utilizamos bifurcaciones de Android a diario, muchas veces sin advertirlo.
Dicho de otra manera, cualquier ROM que no sea Android stock es un fork: las de fabricantes como Samsung o Huawei, ROMs personalizadas como LineageOS todo eso son forks. Es importante recalcar que por Android stock entendemos el sistema operativo de los Google Pixel, puro y sin adulterar.
Las vidas de un fork de Android
Dentro de los forks de Android cabe distinguir entre dos grandes grupos: los que cuentan con el sello de aprobación de Google y los que no. Dentro del primer grupo entrarían todas las ROMs de fabricantes que mencionamos antes, ya que pasan por un proceso de certificación de la empresa de Mountain View para recibir las GAPPS.
El segundo grupo lo componen ROMs que no cuentan con la certificación de Google y que, por tanto, no pueden recibir las GAPPS de origen. Es el caso de cualquier ROM personalizada, de los dispositivos Fire OS de Amazon y de muchos Android que se comercializan en China.
El primer grupo tiene el recorrido que tiene: compras un dispositivo, lo utilizas con la ROM del fabricante y ya está. El segundo, en cambio, es mucho más interesante. En el caso de las ROMs personalizadas, lo que se busca es ofrecer una solución aftermarket con un mejor rendimiento, una experiencia más personalizada y sin bloatware (aplicaciones preinstaladas por el fabricante o la propia Google).
En el caso de los dispositivos asiáticos o de los Fire de Amazon, se busca deliberadamente huir de Google. En este caso el fork persigue crear una experiencia de uso diferente a la de un Android convencional; generalmente tiene que ver con hacer pasar a los usuarios por una tienda de aplicaciones que no es Google Play.
Amazon cuenta con la suya propia desde hace unos años (aunque se puede instalar Google Play a través de un arduo proceso), pero el caso chino es, de nuevo, diferente. En el Gigante Asiático los usuarios están acostumbrados a no depender de las GAPPS para funcionar; cuentan con sus propios sustitutos. Muchos fabricantes no quieren saber nada de la Gran G allí, lo que es comprensible dado su mercado.
Android se bifurca para crecer
No es ni bueno ni malo que se creen forks de Android, simplemente es una cosa que pasa. Gracias a ellos los usuarios tienen libertad de decisión y elección con respecto a qué hacer con sus terminales: pueden dejarlos con la imagen del fabricante, comprar un dispositivo con base Android que no esté certificado por Google o instalar la ROM personalizada de su elección.
Habrá quienes argumenten algo que ya dijimos antes, que los forks no son sino un vehículo de la fragmentación. Hasta cierto punto puede que tengan razón, pero de no ser por el incesante forking Android no habría llegado tan lejos. Y no hablamos sólo de desarrolladores independientes, sino de grandes fabricantes que crean sus propias versiones para sus terminales, de los que no para de haber demanda.
Por otro lado, gracias a los creadores de ROMs personalizadas los dispositivos antiguos que ya no cuentan con soporte del fabricante tienen vida útil más allá de la programada. A pesar de la fragmentación, los forks ayudan a muchos terminales y usuarios a seguir vivos dentro del ecosistema. Y eso no puede ser malo.
fuentes:.malavida.com
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